Hace unos días me han recordado algo que se dijo en Versátil.es: el poeta está ahí pero es otra cosa. También se habló sobre el lugar de la poesía en el margen del margen.
No recordaba de dónde venían aquellos versos.
En el silencio parcial de aquella biblioteca universitaria, levantaba de tiempo en tiento la cabeza del cenagal de apuntes y miraba por la ventana que tenía al frente. Una única palabra lo absorbía: sangre.
Sangre no era una metáfora. Sangre estaba escrita con un spray negro contra el cemento en forma de banco semicircular que rodeaba los columpios del parque. Sangre, en mayúsculas romanas.
El resto de la frase había quedado difuminado por el paso del tiempo y los fenómenos climáticos. Eso tenía que significar algo; SANGRE.
Había algo perverso en aquellos columpios,
en el tobogán (onomatopeya de la infancia)
donde lo había abandonado su padre.
Nunca supo exactamente el qué
Pero lo había.
En el silencio parcial de aquella biblioteca universitaria, levantaba de tiempo en tiento la cabeza del cenagal de apuntes y miraba por la ventana que tenía al frente. Una única palabra lo absorbía: sangre.
Sangre no era una metáfora. Sangre estaba escrita con un spray negro contra el cemento en forma de banco semicircular que rodeaba los columpios del parque. Sangre, en mayúsculas romanas.
El resto de la frase había quedado difuminado por el paso del tiempo y los fenómenos climáticos. Eso tenía que significar algo; SANGRE.
¿Y si ese margen también estuviera entre nuestros recuerdos?
1 comentario:
gracias bombón!!
cuál es la prosa que me tengo que leer... a ver a ver!!
:)
besosososososss.
PD. es cierto, tú, desde mi primera entrada del blog
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