Gerald Durrell, el naturalista que conquistó Jersey

Hay personajes que han marcado mi infancia. Cuando no levantaba más de un metro del suelo, era uno de esos niños obsesionados con los animales. No es que me gustaran no, es que mi padre se dejaba una buena parte de su sueldo (casi un quinto real) en dar satisfacción a mi devoradora ansia de "animalitos", así que el dia que mis padres empezaron a leerme a Geradl Durrell, firmaron un contrato del que se habrán arrepentido un par de veces. Al final, me decanté por la carrera de Historia pero la lectura de las aventuras de aquel hombre me marcaron para siempre.


Gerald (Malcolm) Durrell (1925-1995) nació en la India, si bien, sus orígenes eran puramente británicos. Era el más pequeño de cuatro hermanos (entre los que se encontraba el más famoso escritor Lawrence Durrel 1912-1990) y apenas tuvo tiempo de conocer a su padre que murió 3 años despues de su nacimiento, un hecho que catapultó la vuelta de la familia a Gran Bretaña.

Entre 1935 y 1939, la familia vivió en Corfú, la más septemtrional de las Islas Jónicas, una estancia que quedaría plasmada en una serie de libros autobiográficos (Mi familia y otros animales, Bichos y demás parientes, El jardín de los dioses y Un novio para mamá y otros relatos) en los que el autor relataba su afición a la captura y colección de animales como mascotas. Historias sobre su familia que no fueron vistas con muy buenos ojos por sus hermanos.

El primer empleo que lo puso en contacto con el mundo de los zoológicos lo desempeñó, tras la Segunda Guerra Mundial (servicio del que quedó exento por motivos de salud) en el Zoo de Whipsnade (hasta 1946) tal como relatara en Un zoológico en mi azotea. Ya entonces Durrell tenía claro que la función de los zoológicos era la de preservar la variedad faunística e incentivar la cria en cautividad. Sin embargo, su actividad durante los años posteriores a su partida del Zoo de Whipsnade, estuvo copada por las expediciones de captura a fin de nutrir las colecciones de los zoológicos europeos. Fruto de esta etapa son los libros: Los sabuesos de Bafut, atrápame ese mono, etc...

No sería hasta 1958 que Durrell lograría cumplir al fin su sueño de fundar un Zoológico, El Parque Zoológico de Jersey (del que hablara en Un zoo en la isla) cuyo objetivo era, no sólo acercar al público la fauna del mundo si no tambien, la cría en cautividad, un concepto novedoso del que fue pionero. El crecimiento de la fama de Durrell como escritor, documentalista (produciendo una serie de películas sobre sus viajes) y naturalista permitieron la creación de una fundación con el objetivo de apoyar los esfuerzos conservacionistas.

No se trataba de un hombre ejemplar (sus problemas con la bebida llevaron al divorcio de su esposa Jacqueline, que tanto lo había apoyado en sus proyectos) pero sin duda se trató de un hombre extraordinario, comprometido con la ecología, con una enorme capacidad de iniciativa y con un extraordinario sentido del humor. Sus libros son una carcajada constante que sin embargo nos hablan de la importancia de cuidar la diversidad no sólo natural, sino tambien cultural ya que cuando relata sus relaciones con las comunidades indígenas de los distintos territorios que visitó, no hay sino un enorme respeto, admiración y cariño por ellos.

La lista de títulos es casi interminable pero, si quereis acercaros a la vida de Gerald Durrell os recomiendo la trilogía de Corfú, Un zoo en la isla y los Sabuesos de Bafut... para ir abriendo boca.

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