You only live twice


Sólo se vive dos veces:
una, cuando naces,
y otra, cuando miras la muerte a la cara.

Basho (poeta japonés 1643-1694)


En 1964, Ian Fleming escribía Sólo se vive dos veces, una nueva entrega de las misiones del agente secreto al servicio de su majestad y doble cero, James Bond. Esta vez las órdenes de sus superiores lo llevan a Japón, a los jardines para suicidios del Doctor Shatterhand. No se trata de una historia especialmente brillante, me gustó mucho más Casino Royale, pero Ian Fleming relata con incisiva precisión su visión sobre el suicidio en la sociedad japonesa:

La palabra japonesa para designar al suicidio es jisatsu, literalmente "autoasesinato", y aunque sea una solución violenta para los problemas personales, no comporta ningún estigma, como sucede en su país (Gran Bretaña). De hecho, uno de nuestros cuentos folclóricos más famosos, conocido por todos los niños, es el de los cuarenta y siete ronin. Debido a su negligencia, su señor, Asano, fue asesinado. Juraron vengarlo y así lo hicieron. pero luego fueron todos a un lugar llamado Ako para cometer seppuku y expiar así su negligencia. Es lo que ustedes (los occidentales) conocen como hara-kiri, que es un término vulgar que significa "cortarse la barriga". En la actualidad, cuando llega la época festival del santuario de Ako, hay que poner trenes especiales para poder transportar a los respetuosos peregrinos.

[...] Cada año se suicidan 25.000 japoneses. Sólo los burócratas la consideran una cifra estadística vergonzosa. Y cuanto más espectacular es el suicidio, con más ardor se lo aprueba. No hace mucho, un joven estudiante alcanzó gran renombre al intentar serrarse la propia cabeza.Los amantes se cogen de las manos y se lanzan desde las altísimas cataratas Kegon de Nikko. El volcán Mihara, de la isla de Oshima, es otro lugar favorito para los suicidios. La gente baja corriendo por la ladera candente del cráter y se lanza, con los zapatos en llamas, al borboteante calderón del centro. Para combatir este popular pasatiempo, las autoridades de ocupación han abierto ahora, con grandes gastos, una "Oficina de prevención del suicidio" en la cima. Pero las ruedas del buen tren de toda la vida son siempre las que proporcionan la mejor guillotina.

Así que el maligno genio al que Bond se enfrentaba esta vez había creado un exótico jardín, repleto de peligros (plantas venenosas, insectos venenosos, serpientes venenosas, estanques de pirañas, fumarolas de gases a altas temperaturas) para que los japoneses caídos en la ignominia pudiera expiar sus culpas y alimentar las ansias de muerte del Doctor sin que las autoridades pudieran achacarle ningún delito. Aunque el personaje (y Fleming por tanto) era consciente de que dicha gesta podía ser exportada, pese a la aparente excepcionalidad japonesa:

Podemos repetir la misma estrategia en otros países. En todas partes hay personas que quieren suicidarse. Puede que tengamos que modificar el atractivo de las oportunidades que les ofrezcamos. Los otros pueblos no poseen el profundo amor por el horror y la violencia que caracteriza a los japoneses. Una cascada realmente hermosa. Un puente convenientemente situado. Un precipicio vertiginoso. [...] Es el concepto lo que importa. Si mi puente, mi cascada, producen una cosacha de sólo alrededor de diez personas al año, será sencillamente una cuestión de estadística.

Todo un disneyland de la muerte.Y me pregunto ¿que pensais vosotros del suicidio?

Nota al pie de página: En el caso del suicidio japonés, no se trata tanto de un acto de desesperación sino parte de lo que, tras la segunda guerra mundial, los sociólogos llamaron la Cultura de la vergüenza (Shame Culture)... En la que los individuos actúan por la impresión que los demás tendrán de él... La gloria no es para ti, sino para tu familia. La responsabilidad invidual está poco desarrollado.

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