Rien Poortvliet y James Gurney

Todo el que me conoce algo, un poco, lo suficiente, sabe que una de mis grandes aficiones es el dibujo, es algo que me viene de familia. Últimamente dibujo poco, ya sea por que las letras le van comiendo terreno a los trazos de grafito o por el tiempo que me acompaña no es propicio para ello. En cualquier caso, disfruto con los dibujos de otros tanto como con los míos.

Cuando mis manos eran aun más torpes que ahora y no levantaba más de medio metro del suelo, mi padre se ocupó de aficionarme a las artes plásticas. Los cómics de Tintín y Astérix fueron algunos de mis primeros acercamientos al mundo de la ilustración más allá de los libros infantiles. Pero el gran hallazgo fue un autor, Rien Poortvliet (1932-1935). De este autor han pasado por mis manos menos libros de los que me gustaría, tan sólo tres, pero han causado mayor impacto que ningún otro ilustrador que yo haya conocido. Hablo de Gnomos, El secreto de los Gnomos y Perros. No sé si en España o en castellano se ha llegado a publicar alguno más, si alguien lo sabe, por favor que me lo diga (aunque hay muchos más en inglés). De estos libros, a modo de breve reseña, decir que los dos primeros sirvieron como base para la serie de animación de David el Gnomo y sus secuelas, si bien están encarados con madurez y seriedad imitando un estudio científico sobre dichos personajes de la mitología popular; y del tercero, que se trata de un compendio de ilustraciones sobre el mejor amigo del hombre, con gran humor y sobre todo, destilando un gran aprecio por dichos animales. No en vano la obra se llamaba originalmente Braaf que quiere decir “buen perro”.

Hace escasos 6 años descubrí un nuevo maestro de maestros: James Gurney. Mi abuela, otra gran culpable de mi afición por los libros, me regaló “Dinotopia: una tierra fuera del tiempo”, el primero de una serie que este Octubre se ampliará a 3 tomos. Es una lástima que Folio, la traductora española, no haya publicado sus dos continuaciones: “Dinotopia: The World Beneath” y “Dinotopia: Journey to Chandara”. Los libros cuentan, con el estilo de los viejos cuadernos de naturalista, la aventura de un padre y un hijo que en pleno siglo XIX se pierden en el mar y alcanzan las costas de una isla en la que conviven dinosaurios inteligentes y humanos. Esta nada original idea queda sin embargo revestida magníficamente con una riqueza de soluciones de trasfondo y con el gran nivel técnico y artístico de los dibujos. Añadir también que hubo una adaptación cinematográfica, con más pena que gloria aunque hay que agradecerla que no traicionase el espíritu del libro y se separara de su argumento al llevar la acción al tiempo actual.

Por supuesto, existen otros muchos ilustradores que merecerían una laudatoria semejante, pero hoy he seleccionado estos dos porque creo que están más lejos del alcance de la mayoría. Sin embargo, mencionemos algunos nombres más como cierre a esta entrada: Fernando Fueyo, Luis Royo, Segrelles, Juanjo Guarnido, etc.

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