Mester de Cibervía de Vicente Luis Mora

¿Pero otra vez? - Sólo aprendemos a no repetir los errores si queremos...


Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora.

Jorge Luis Borges El Golem (1899-1986)

Cuanto parece caos y dispersión es red, y todo es cosa de pactar con el sombro, como los niños.

Gonzalo Rojas Octavio aquí y ahora

Las citas precedentes abren el poemario Mester de Cibervía de Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970), premio de poesía "Arcipreste de Hita" 1999 y editado por Pre-textos en coedición con el Ayuntamiento de Alcalá la real.

Mester de Cibervía es un poemario sobre internet; el primero dedicado íntegramente a la red de redes tal y como se apresura a explicar el autor en su nota final. Y como también se apresura a explicar, el libro se divide en tres partes: "disolución del yo, la interrelación sexual, la geopolítica".

Y cumple. La nota no es un intento de dar coherencia final al poemario. Esas tres partes que Vicente apunta existen, están ahí. Aunque el nombre de la tercera es algo pobre y quizá sea mejor el de crítica, subversión, desencanto...

La primera parte lleva como título: Mi nombre es nadie; y el primer poema declara el anonimato[1], el escudo perfecto del nuevo navegante de la red. La segunda parte, El amor en los tiempos del Módem, habla de las (cyber) relaciones[2], de los amantes anónimos; y la tercera parte, Ciberia, ataca los entresijos del sistema, la alienación, el aislamiento, la economía, la cyberreligión, el progreso[3]... Hasta que sólo queda un lento sentimiento de repulsa que avanza página a página, verso a verso hacia una última sección, la coda, de la que nadie habla, el capítulo apocalíptico que ni Mora ni las solapas del libro anuncian. Un único poema cierra el libro: Apocalipsis Now (que podeis leer en el antiguo blog de Merino).

Ya dije en su momento que, otro de los poemarios de Mora editado por Pre-textos y llamado Nova, me había gustado mucho; y en él había encontrado uno de los mejores poemas de amor que he leído en mucho tiempo. Vicente Luis tiene la costumbre de no puntuar sus poemas. Su lectura en ocasiones requiere relecturas, o lecturas con calma, reconstruyendo las comas, los puntos, los dos puntos... En general considero que la ausencia de signos de puntuación hace flaco favor al poema, pero reconozco que eso exige del lector una atención doble y un mayor detenimiento en cada verso.

Mora dice en su nota que no busca el hipertexto cuando cita en los poemas. Que el hipertexto es una forma elegante de nombrar el collage y eludir los derechos de autor. Tal vez aquí aún con más razón en tanto en cuanto internet escapa cada más a los designios de las sociedades generales de autores y demás especies. Pero si aportan al poemario una cosa: la sensación de lo inevitable, de una deformación casi necesaria del instrumento de la red adelantado ya por escritores y poetas (incluso evangelistas) siglos antes.

Al final lo que queda es la crítica, la sensación de que estamos utilizando muy mal las posibilidades de la red de redes.

[1] Los nuevos Ulises que navegan la red viajan sin velas ni negras, ni de las otras.

Y feliz me sentí cuando estuvo mi nao mar adentro
Homero, Odisea, Canto X

I

Les dije que tenía vacaciones
las tengo también dije que me iba
y no es verdad voy a quedarme aquí
lo tengo todo el mar azul el mar
de la pantalla olas sin espuma
sin contaminación sin gente extraña
sin niños recubriéndome de arena
y tengo videojuegos los mejores
copiados desde el disco de un amigo
los más nuevos y caros del marcado

los rostros de sus héroes son el mío
sus princesas raptadas me enamoran
sus gráficos los cuadros más hermosos
mi nombre es Nadie y ya no busco Ítaca
en esas aventuras estoy vivo
aún más que en la oficina de mi vida
aquí no tengo rostro ni preguntas
y no saber quién soy no es un problema


[2] Después del amor a lo punto com que nos arrobado la razón ¿qué nos queda por probar?

III

No digas que Internet es inhumano
o no te dejaré mi guante táctil
ni el casco virtual ni la tarjeta
pues claro que es humano si te fijas
tú eres Internet no te das cuenta?
tus redes terminales del cerebro
controlan los sistemas de tu cuerpo
tu software neuronal tus conexiones
cubiertas de ventrículos tus dedos
como dulces ratones receptivos
tu búsqueda automática en la córnea
mi hardware explorando tus circuitos
qué bella está tu bárbara impresora
de besos tinta roja en tus labios
deseo tu sistema operativo
amplía mi memoria con recuerdos
demuéstrame que somos compatibles
aquí sobre la mesa te abro archivo
te quiero tanto siento cómo avanzan
bajo tu piel suavísima mis virus

[3] El último poema de la tercera parte deja al lector con una afirmación rotunda.

XII

1689 nace
el Bill of Rights inglés declaración
solemne y progresista de derechos
microsoft treinta décadas después
engendra el Bill of Gates modelo yanqui
relativizador de los derechos
la conclusión no queda más remedio
que retirarle la razón a Darwin

P.D. Este insigne lector no se da por aludido.

1 comentario:

bydiox dijo...

Pero mójate un poco, coñe.

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